Nuestro Instituto surge de la Iglesia y es para la Iglesia
La Iglesia peregrina en Yucatán, ha dado un fruto para el mundo y para la Iglesia Universal, ya que ha nacido en ella, una congregación religiosa misionera que responda a las necesidades de los hombres.
Nuestro Padre Fundador desgastó su vida por la evangelización de los pueblos más necesitados, experimentó hambre y cansancio por llevar la Buena Nueva de Jesucristo. El anhelo de Nuestro Padre Fundador de multiplicarse para llevar la Palabra de Dios hasta los últimos rincones de la tierra es prolongado por cada una de nosotras.
Evangelizando llevamos la Buena Nueva, con la finalidad de trasformar con la fuerza divina del Mensaje que proclamamos el interior del hombre, para renovar su vida y ambientes concretos (EN 18).
Realizamos una evangelización integral capaz de transformar los criterios de juicio, los valores, pensamientos y los modelos de vida de la humanidad, que están en contraste con el designio de Salvación (EN 19).
Evangelizamos con el testimonio de nuestra vida y con el anuncio explícito de la Palabra de Dios
Kerigma
Anunciamos la Buena Nueva de Salvación y del Reino de Dios en Cristo a los que no le conocen y a los bautizados que no practican su fe, para suscitar en ellos el espíritu de conversión.
Catequesis
Conscientes de la importancia de la catequesis dentro de la Iglesia y que esta actividad apostólica forma parte de la propia naturaleza de nuestro Instituto, en nuestras obras de apostolado damos prioridad a la Catequesis, alma de cualquier actividad que realizamos.
Somos educadoras de la vida del hombre en la fe, como Misioneras Hijas de la Madre Santísima de la Luz, nuestra misión y tarea es hacer madurar la fe inicial y educar al creyente por medio de un conocimiento más profundo y sistemático de la persona y del mensaje de Nuestro Señor Jesucristo.
Procuramos tener una formación permanente e integral que nos capacita para desempeñar con eficacia nuestra labor Catequética en el momento histórico que estamos viviendo.
La opción de la Iglesia por los pobres surge de la misión de Jesús que fue consagrado por el Espíritu para llevar a los pobres la Buena Nueva (Lc. 4, 16). Nuestro Padre Fundador hace suya la misión de Jesucristo, y después de vivir la experiencia carismática al misionar en pueblos mayas y constatar que había lugares abandonados sumidos en la pobreza y la ignorancia religiosa, funda nuestro Instituto.
Fieles a nuestro carisma, tenemos como destinatarios preferenciales a los pobres a quienes amamos con amor entrañable, en especial a los mayas y los grupos indígenas. Nuestros lugares de misión, son principalmente aquellas comunidades (parroquias, pueblos, ranchos, etc.) que el sacerdote no puede atender y por tanto, no están siendo evangelizadas. Cuando solicitan nuestra colaboración en las parroquias, proponemos al sacerdote que nuestro trabajo se dirija a las colonias y pueblos con menos atención pastoral.